La temible oscuridad berlinesa

Cómo recuerdo una de mis últimas noches de fiesta en México. Estaba por salirme de un nuevo café-bar. La fiesta seguía pero yo ya quería irme a casa. Quería caminar un rato, estaba en una de las renovadas partes del Centro Histórico. Tres cuadras por la noche al metro no me harían mal, aunque mucha gente me había advertido de que la zona todavía era peligrosa por asaltos. No hice caso, yo quería caminar.

Intento abrir la puerta del café-bar y está como trabada. El guardia de seguridad estaba recargada en ella. Le di un empujón fuerte y se abrió, pero el guardia me gritó y me ordenó meterme de nuevo: "¡¡¿qué no ves que nos están asaltando?!!"

Afuera escuché algunas amenazas. Parecía como si un par de personas estuvieran esperando la llegada de más refuerzos para atacar al guardia de seguridad. No se escuchaba nada de policía. "Estamos fritos", pensé. Nadie más que yo sabía lo que estaba pasando porque todo mundo estaba bailando, bebiendo y platicando con el ruido de la música de fondo. Y no había a donde ir. Si el guardia de seguridad fracasaba, aquella tribu que amenazaba con asaltar se habría apoderado muy fácil de ese café-bar. Ese era el renovado Centro Histórico, una especie de carnada social.

De eso me acordé cuando en estos días, ya en Berlín y varios años después de ese hecho, me llegó un correo a mi bandeja de entrada. Leí el titular: "La temporada de oscuridad es particularmente peligrosa para los peatones". Provenía de la Oficina Federal Alemana de Estadísticas. Y pensé que se trataba de una serie de estadísticas sobre atracos, violaciones y otras amenazas terroríficas en Berlín durante la temporada de invierno.

En la ciudad ha habido reportes en periódicos de cómo algunas pequeñas bandas asaltan a turistas, de cómo grupos de escolares violan a sus congéneres femeninos grabando toda la acción con teléfonos celulares, o de cómo algún viejo alemán retrógrada decide tomar un cuchillo y atacar al vietnamita que vende cigarros a las afueras de las estaciones de los trenes suburbanos.

Sí, era posible que fuera algo de eso. Pero tan pronto abrí el correo, vi que no. Se trataba sólo de una estadística sobre atropellos en las calles.

"Los días cortos con poca luz y mal tiempo nos muestran que el invierno se acerca". Hasta aquí yo no sabía si el correo era verdad o una broma. "Entre más cortos sean los días, el tráfico en las calles estará más sumido en la oscuridad. Los peatones son los que en este tiempo del años más amenazados estarán en las calles. Como lo reporta la Oficina de Estadísticas, en el 2008 murieron en las calles 653 peatones"… (¿se sabe cuántos atropellados y muertos por atropello hay en el DF?)… "y de ellos tan sólo 246 o el 38 por ciento murieron en los meses de noviembre, diciembre y enero".

Las razones son que muchos conductores no pueden ver bien en la oscuridad y el mal tiempo; que los peatones usan con frecuencia mucha ropa oscura; y que varios viejitos andan afuera de sus casas hasta altas horas de la noche (las 16:00 horas ya son altas horas).

Mi opinión: las tiendas de ropa son las culpables. Ellas deberían de vender ropa de primavera, colorida y llamativa, para estos meses. Así que si ven a un tipo vestido como Magnun P.I. en las calles de Berlín, ya sabrán quién es.
La temible oscuridad berlinesa La temible oscuridad berlinesa Reviewed by Yaotzin Botello on 12/08/2009 04:36:00 PM Rating: 5

2 comments

mariett said...

jajajaja muy bueno,
genial que volviste.:P

Olis said...

jajaja...o eres tú o es el Ampelmann...

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