En busca de una licencia de manejo alemana. Capítulo 10. Fuera la ira.
Recuerdo que estaba hablando con una chica mexicana al respecto de la licencia de manejo. Ella vive en Berlín igual que yo y me aleccionó sobre el trámite de este documento. Bueno, no, más que aleccionar, me indujo el miedo. Creo que debió de haber sido emocionante ver mi cara después de que me contó sobre la cantidad de reglas a aprender, los errores en el examen teórico y en el práctico, y sobre la idea de hacer estas pruebas en alemán.
Breve recapitulación: desde hace muchos meses trato de hacer mi licencia de manejo. Se trata de una sustitución de mi licencia mexicana, de que la quiero tramitar en alemán (se puede hacer en español), y de que el primer examen que hay que pasar es el burocrático. Es casi tan terrible como el viacrucis de una tesis de licenciatura en la UNAM.
Así que mi amiga es de esas privilegiadas mexicanas que ya se subió a la cumbre y no deja subir a los demás. Yo creo que con los nuevos planes de inmigración de la Unión Europea, y con las pretensiones de espionaje gubernamental del gobierno alemán, esta amiga ha sido contratada para, 1.- averiguar cuantos mexicas quieren sacar su licencia alemana y, 2.-, para sembrarnos pesadillas en nuestro intento.
Ahora ya llevo más de un mes estudiando para mi prueba y, debo decir, cada día retumban en mis oídos las palabras de esta amiga. El miedo se hace más grande. Y es peor porque también descubro que, en la teoría, nada se parece a como manejamos en México.
"Mit Wut im Bauch fährt es sich nicht besonders gut. Deshalb ist es viel besser, eine kurze Pause einzulegen (evtl. einmal um den Block spazieren), damit die erste Wut verflogen ist und Sie die Aggressivität nicht mehr im Auto abreagieren müssen", se lee en el reglamento de tránsito. Esto es en español: "Con ira en el estómago no se maneja para nada bien. Por eso es bueno tomarse un descanso (incluso ir a caminar una cuadra) para que desaparezcan los primeros síntomas de ira y así no deba desahogar su agresividad al volante".
¿Y para qué sirve el claxon del auto? ¿o el acelerador?
Estoy en un gran desafío al Estado alemán… y a mi amiga.
Capítulo 1. Una verdadera prueba de alemanidad.
Capítulo 2. La ¿aceptación?
Capítulo 3. La carta.
Capítulo 4. Un rescate de discoteca.
Capítulo 5. El temor de los lentes.
Capítulo 6. La terapia de los lentes.
Capítulo 7. El último trámite de la primera etapa.
Capítulo 8. El hoyo veraniego.
Capítulo 9. Fin de la primera parte.
Capítulo 11. El medio ambiente y el auto.
Capítulo 12. Be-Gut-Achtung!
Capítulo 13. Señales de tránsito.
Capítulo 14. Bestanden teórico. Fin de la segunda parte.
Capítulo 15. Reflexiones interexámenes.
Capítulo 16. Bestanden práctico.
Capítulo 17. ¡Recibida!
Apéndice 1. ¿No que sí?
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