La Bionade, una víctima del hipsterismo
Con
una acción tan sencilla, como tomar una bebida refrescante, uno puede quedar
marcado de por vida. Esto, claro, tiene que suceder en el barrio de Prenzlauer
Berg y la bebida deberá ser una Bionade.
Hay
mucha gente que dice que por pedir esta bebida en los restaurantes o comprarla
en una tiendita, uno es un hipster. Está claro que por tomar este refresco, uno
NO se vuelve hipster. No es una poción mágica. Pero beberla en masa es un acto
de histeria que llevó al fin de la bebida.
A
ver, vamos por pasos.
No,
no sé qué es hipster. Cuando un amigo, periodista gringo del New York Times,
preguntó en su Facebook qué era lo que verdaderamente la gente entendía por
hipster, me quedó claro que ni los angloparlantes pueden definir esta palabra
bien. Es un concepto subjetivo. Cada quien da una definición dependiendo del
enojo que le causen los hipsters. Al parecer se trata de una gente que
desarrolló la profesión de ser trendy y que por eso se hizo de varios enemigos
que terminaron clasificándola, a esta gente, de hispter.
Hispterismo
es un acto de histeria colectiva, pues.
Muchos
de estos hipsters tomaron una bandera ecológica un poco por conciencia terrenal
pero otro poco por ir en contra de los dictados imperialistas. Yo no tomo Coca
Cola pero sí Bionade. Eso acabó con una empresa familiar que tenía tintes
ecológicos verdaderos.
La
Bionade tuvo una historia de ensueño. Todo comenzó en 1995 en la Selva Negra de
Alemania. La cervecería de los hermanos Kowalsky está a punto de irse a la
quiebra. De repente, su padrastro inventa en la cocina de su casa una limonada
que, a diferencia de las que están en el mercado, no se mezclan ingredientes
artificiales, sino que se fermentan y cuecen, como el proceso mismo de la
cerveza. Además los ingredientes usados son de origen orgánico, algo que en alemán
y otros idiomas se conoce como “bio”, por eso el nombre de la bebida, Bionade,
limonada orgánica. El modelo de negocios es incluso sustentable.
Al
principio nadie quería tomar la Bionade. Pero entonces fue descubierta por lo
que ya se clasificó la “escena ecológica” de Hamburgo. En esa ciudad norteña,
muy lejos de la Selva Negra, el movimiento ecologista es bastante fuerte. La
bebida entra en los grandes antros y se vuelve algo que los medios de
información han clasificado como “culto”.
Cuando
yo llegué a Berlín en 2004 a mí simplemente me dio mucho gusto ver que los
refrigeradores de las tiendas había una bebida que era diferente a lo que normalmente
yo veía en México, un ejército de pepsis y de cocas, y sus derivados. Además
los sabores eran deliciosos: saúco, jengibre-naranja, membrillo, hierbas y
lichi. Yo mismo no paraba de presumirla como una bebida originaria de Alemania.
En
ese año los Kowalsky le apostaron a expandir su negocio. Y es aquí donde
empieza la decadencia. El grupo Schindel compra el 51 por ciento del grupo. Los
precios de la bebida suben. En 2009 entra el grupo de cervezas Radeberger
(anteriormente del Este), compra la parte de Schindel y se queda ya con 70 por
ciento de la otrora empresa familiar. La Bionade empieza a existir en botellas
de plástico. Ahora en 2012 los Kowalsky decidieron dejar su parte en la
empresa.
Lo
que había empezado como una empresa ecológica, terminó siendo un negocio más. Los
se lo bebieron. Para quien lea alemán, aquí hay un gran ensayo sobre cómo ver
la sociedad gentrificada del barrio de Prenzlauer Berg: Bionade-Biedermeier.
El “consumo
con moderación” debería de aplicar también para los productos que no tienen
alcohol.
La Bionade, una víctima del hipsterismo
Reviewed by Yaotzin Botello
on
2/14/2012 03:21:00 PM
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2 comments
Ese artículo que recomiendas es célebre y muy atinado.
Sí leí hace dos días lo de la Bionade, qué lástima. Acá la extraño pero creo que si volviera a PrenzelBerg o a Berlín no la tomaría porque ya no es una bebida "indie", uno de los elementos para ser hipster ;-)
Puff muero por probarlo, alguien sabe si aquí en México lo venden o tmb si saben donde vender RABARBERSAST ?? GRACIAS!
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