Una ciudad de segunda clase

El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit,
el día que se enteró que se atrasaría la apertura
del nuevo aeropuerto de Berlín.
Hasta hace poco no me hubiera imaginado que vivía en una ciudad de segunda clase.

Normalmente si viajo en tren lo hago en segunda clase. Si salgo en la noche, voy a antros de mala muerte, y si llego a estar en un bar de cocteles me pido una cerveza, la más barata. También voy a comprar con el turco de la esquina y a los supermercados de descuento.

Pero, ¿Berlín una ciudad de segunda clase? Vaya, yo creo que ni los mexicanos piensan así del DeEfe.

En días recientes por ahí se empezó a acuñar ese término de “segunda clase” porque en la ciudad no se cumplen las aspiraciones que se tienen planeadas para ella. Berlín es una capital europea que debería de estar a la altura de las más importantes. Y algo ha logrado. Por lo menos los turistas ya la ponen en sus planes de viaje desde, digamos, el 2006. Antes Hamburgo (¡Hamburgo, hágame el favor!), Colonia (Dios santo) y Múnich (jijo) eran parte del circuito turístico de Alemania. Hoy lo es Berlín, Berlín y Berlín. Ya es la tercera ciudad con más pernoctas después de París y Londres.

Pero el turismo, y sobre todo el barato, no lo es todo. Falta más. Y entre tanto llegó un titular de ocho columnas del Bild Zeitung que decía “¿Por qué un país de primera tiene una capital de segunda?”. El titular circuló por la sociedad como un fantasma, revelando las inseguridades.

En días pasados se anunció que la inauguración del nuevo aeropuerto internacional de Berlín sería pospuesta. Fue la tra-ge-dia. La obra arquitectónica de este decenio en Berlín. El proyecto más importante de los políticos. La fusión, por fin más de 20 años después, de los tres aeropuertos que de alguna forma seguían haciendo referencia a la Berlín dividida por un muro. Claro que es una vergüenza para los que planean y hacen las relaciones públicas. Por todos lados desde hace más de un mes había carteles más grandes que los de “McDonald’s a 2 cuadras” diciendo que el 3 de junio los aviones despegarían de la nueva terminal llamada Willy Brandt. Pues ni al ex canciller y ex alcalde de Berlín se le hizo estrenar pronto su nombre en una obra monumental, ni a Schinkel ni a la Bauhaus se les hizo presentarse mezclados en un nuevo estilo arquitectónico.

Y esta era la segunda vez que se posponía la apertura. Las razones han sido muchas, creíbles o no, poco importa. Lo que pasa detrás es lo que habla de esa actitud que se vive en Berlín.

Acto I. El lunes pasado (7 de junio) durante el día el alcalde de Berlín Klaus Wowereit se entera que habrá un retraso en la tan anunciada apertura del gran aeropuerto.

Acto II. Por la noche se lo capta infraganti en una fiesta, acá con camisa semiabierta y copa en mano.

Acto III. El martes, con micrófono en mano, hace el anuncio público del retraso: “Estoy enojado (ich bin Sauer)”. Esto no sería, continúa, un buen día para el aeropuerto ni para los berlineses ni las berlinesas.

Acto IV. Por la noche Wowereit vuela a París.

En el intermedio se dio a conocer que el gerente del nuevo aeropuerto, Manfred Körtgen, comenzó a hacer su doctorado mientras construía el aeropuerto.

El nuevo BER es el primer aeropuerto internacional que se construye en una capital europea en unos 40 años después del Charles de Gaulle de París, y si se sigue atrasando, ¿qué más da?

A mí me gusta vivir en una ciudad donde en los inviernos nevados, de repente se congela el piso y la gente se resbala como Bambi; porque el desempleo es de un 13 por ciento, más del doble de la media alemana; y porque el Hertha se va a la segunda división.

Todo esto habla de una ciudad donde hay gente que improvisa, que vive, que se queda dormida en su casa, que quiere que un día dure 36 horas para, además de planear el más grande aeropuerto de Europa, hacer su doctorado, y porque siempre hay una razón para querer salir adelante y festejar.

Si no, pregúntenle a Adrián Ramos del Hertha, que con un autogol mandó a su equipo a la realidad que todos vivimos.
Una ciudad de segunda clase Una ciudad de segunda clase Reviewed by Yaotzin Botello on 5/15/2012 01:16:00 AM Rating: 5

3 comments

mariett said...

"Todo esto habla de una ciudad donde hay gente que improvisa, que vive, que se queda dormida en su casa, que quiere que un día dure 36 horas para, además de planear el más grande aeropuerto de Europa, hacer su doctorado, y porque siempre hay una razón para querer salir adelante y festejar."
Que bonito...nada más que añadir.
Saludos

Anonymous said...

Me encanta tu blog. No dejes de escribir por favor, eres muy original, atinado y divertido. Saludos de una mexicana haciendo el doctorado en UK :)

Yaotzin Botello said...

Gracias, gracias. Espero ya pronto sacar el próximo post. Saludos. Yaotzin.

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