* El verdadero teatro de lágrimas de Berlín

Cuando entré, no lo dudé un instante: aquí se vierten muchos lamentos en Berlín. Se trata del edificio de la BVG, la empresa que administra el sistema de transporte público de la ciudad.

En Berlín todo mundo usa el tranvía, tren metropolitano o de cercanías como lo llaman en España, metro y autobús, y sus versiones nocturnas que, a pesar de ser lo mismo, cambian de rutas y usan otros nombres. Pocos tienen auto y otros tantos bicicleta. Los que tienen bicicletas también terminan utilizando los sistemas de transporte porque a veces quieren salir a un lago o parque para andar en las vías designadas. El transporte público es v-i-t-a-l.

Y confirmo además que es bueno: durante invierno, hay calefacción; durante verano, aire acondicionado; ya había mencionado en el texto del Opi Exprés que los autobuses se agachan para recibir a los chicos de la tercera edad; y, por si fuera poco, por internet uno puede ver a qué hora uno tiene que abordar y qué conexiones rápidas se pueden encontrar.

Pero, claro, todo lo bueno tiene su precio. Y parece que con los medios de transporte de la BVG se nos quiere cargar el precio del costo de la Reunificación Alemana. Un boleto del día cuesta 6 euros, uno del mes unos 60 euros y uno del año más de 610 euros. Así que mucha gente, turistas, estudiantes o desempleados han "preferido" viajar de negro, de a grapa, de a gratis. Y vaya que es fácil hacerlo porque no hay torniquetes para pasar a ninguno de los medio de transporte. Sólo en el autobús hay que mostrar al chofer el boleto que, en el 90 por ciento de los casos, apenas ve de reojo. Podría ser un boleto vencido recogido en la calle.

El sistema está, por decirlo de una forma simple, basado en la confianza. Sólo que uno nunca sabe cuándo le tocará un control de boleto. Puede ser en la mañana, en la tarde o en la noche, y en cualquier línea. Los controladores no se visten con uniforme, así que tampoco se puede prevenir el hecho. Ellos se disfrazan de pasajeros cualquiera y, en cuanto cierran las puertas de algún transporte, cantan en coro: "qué tal, buen día, sus boletos por favor". Ahí es cuando ya se alcanzan a escuchar los "Scheisse" o "mierda" de la gente que, por supuesto, no trae su boleto.

A mí me pasó. Y he de decir que lo olvidé en casa por un descuido. Ahora sé que no me volverá a pasar. Uno tiene una multa de 40 euros por no cargar con su boleto. Mi amigo Virgilio logró de alguna forma en su periodo como visitante, escaparse a los controladores diciendo que era un turista. Todavía me impresiona cómo lo pudo lograr.

Yo tuve que ir a la oficina de la BVG y ver las filas de las personas que van a pelearse con cajeros para que les hagan un descuento en la multa. Extranjeros, desempleados, borrachos, chicos, grandes, de todo. Lloran con el o la de la ventanilla para que no les quiten 40 euros esenciales en Berlín, una ciudad sumida en la pobreza. Al decirle a una amiga que estuve en el verdadero teatro de lágrimas de Berlín, inmediatamente me contestó "¿estuviste en la oficina de desempleo?" Y es que en estos momentos donde casi 200 mil personas en la ciudad, casi el 10 por ciento del total, están viviendo de la ayuda social que les paga hasta el departamento, se puede decir que cualquier centavo que le quiten a la gente es una mina de esperanza.

Espero que mis 40 euros sirvan para algo bueno.

Yaotzin.
* El verdadero teatro de lágrimas de Berlín * El verdadero teatro de lágrimas de Berlín Reviewed by Yaotzin Botello on 10/12/2005 06:01:00 PM Rating: 5

1 comment

Lucas said...

Ademas, los revisores de billetes son implacables... El otro dia una pareja intento darles el esquinazo dandose un largo y prolongado beso que duro un par de estaciones y ellos esperaron a pie firme para ponerles la multa cuando por fin se "despegaron".
En fin, que sabiendo que son 40 euros, revisare mis bolsillos todos los dias para no salir sin el!
Saludos desde Berlin

Medidor