* Naco, Cutre, o lo que es lo mismo, Proll: un taco de ojo en Berlín.
Berlín tiene una particularidad que pocos hombres quieren aceptar: tiene mujeres bellas. No es algo que yo diga como hombre ni mucho menos como latino, quienes siempre nos sentimos más atraídos por lo extraño, lo contrario, lo inalcanzable, sino que es algo que sostengo después de haber tenido pláticas con amigos, amigas, mi novia y, por supuesto, después de haber hecho un sutil trabajo de campo como observador al pasearme por las calles de la ciudad.
Y sobre todo en primavera o verano.
Hoy lo comprobé de una forma desagradable. Abordé el S-Bahn, el tren metropolitano que cruza la ciudad funcionando como metro, en la estación de Alexander Platz. Me acababa de comprar una salchicha asada que me estaba comiendo muy lento para disfrutarla más. El olor de la mostaza picante antes de cada mordida siempre me hace salivar mucho y cuando masco el primer pedazo de la salchicha tengo una especie de orgasmo bucal que me hace olvidarme del mundo a mi alrededor. Es lo único que me distrae de lo que pasa en Berlín, pero lo que pasó a continuación me alejó de mi ritual semanal.
Antes de que se cerraran las puertas del S-Bahn me llamó la atención un tipo que se subió. Tenía la cara de Alejandro Toledo, el presidente de Perú, pero el peinado de El Puma, aquel mítico cantante venezolano de apellido Rodríguez. Me fijé en él no sólo porque fuera o pareciera latino, a quienes siempre veo con un gesto de hermandad, sino por la forma en que vio a una chica que entró antes que él. Parecía que con sus ojos se habría anclado a las nalgas de la mujer. Yo juraría que él estaba disfrutando su pesca tanto como yo mi salchicha. Y a pesar de ser tan indiscreto, la chica nunca se dio cuenta. Debo decir que ella no tenía un suculento trasero que valiera la pena siquiera una mirada de reojo, pero ahí estaba nuestro Toledo, ¿quién le iba a hacer creer lo contrario?
La mujer se quedó parada frente a las puertas del vagón y él se buscó un asiento ahí cerca, ahí frente, ahí donde pudiera ver de manera cómoda a su presa. Bajo, ruin, extremo. Naco, cutre, proll. La mostaza de mi salchicha casi se me cae al piso, tengo que dar una mordida. Veo a mi alrededor y nadie se da cuenta de de nuestro "Puma", sólo un señor ya entrado en años me mira de reojo quizás porque me estoy comiendo algo que hace apestar el vagón, aunque yo creo que los trenes apestan más cuando todos salen del trabajo, uf, terrible, París y el DF en domingos se quedan muy atrás. Llegamos a la otra estación y la chica se baja y, ¿qué creen? mi colega también. Por mi mente sólo pudo pasar un hecho: violación. Juraría que personas como ésta son las que van siguiendo a sus víctimas hasta que pasan por algún parque o lugar oscuro y entonces se pueden aprovechar de ellas. Y lo hacen con la feroz fuerza que reunieron después de tantas masturbaciones mentales con no sé cuántos pares de nalgas. Así fue como actuaron los perversos niños de 13 años que atacaron el lunes pasado a una chica de 16 en un parque de Berlín, y quienes por ser menores de edad merecen a duras penas una especie de correccional que no significará un castigo suficiente.
Parecía entonces que el "Puma" se quedaría solo, pero entonces reaccionó rápido. Saltó de su asiento y ya estaba en el andén. Yo lo vi caminar y después desviarse ante la cantidad de gente en la que se perdió esta mujer. Después lo perdí. ¿Qué se puede hacer en estos casos? ¿denunciar al hombre que pierde su mirada en un par de tetas o de nalgas? de esos hay miles en mi país y en América Latina en general, yo los he visto en Colombia, Bolivia, Panamá, El Salvador, Guatemala y Costa Rica, y allá nadie los denuncia. ¿Podría haber sido de verdad un violador o sólo alguien fascinado por la belleza de las berlinesas? las chicas aquí son muchas rubias, trigueñas, delgadas, de bonitas facciones, sin maquillaje, con ropas originales, podrían conquistar a muchos hombres en la calle, sólo que los alemanes son muy civilizados o, a decir de mis colegas latinos, muy fríos porque ni una mirada le echan a estas linduras que se pasean solas por las calles.
Sin embargo, una vez una colega húngara me dijo que algo que extrañaba mucho de su país es que en Berlín nadie volteaba a verla. Y esta colega es muy guapa, tengo que decirlo.
Pero hay de miradas a miradas. Uno puede ver coquetamente a alguien más y ahí se quedó. Es más, se le puede quitar lo coqueto y sólo ver fugazmente lo que hay a nuestro alrededor, pero la pesca que hizo nuestro "Puma" era un exceso para mí, al grado que pensé en las causas de las violaciones. Y en Berlín sería algo fácil porque las mujeres no están acostumbradas a que alguien las esté viendo, lo que podría llevarlas aun descuido al caminar por zonas donde podrían peligrar más.
Me bajé del S-Bahn después de pensar sobre todo esto y, desde afuera, me di cuenta que el "Puma" seguía ahí. Estaba en otro asiento de otro vagón sufriendo la salida de tres pares traseros, quizás los últimos de su día, al menos esperé a que las puertas del S-Bahn le cortaran las anclas de sus ojos, mientras yo daba el último bocado a mi ya no tan deliciosa salchicha asada.
Yaotzin.
Y sobre todo en primavera o verano.
Hoy lo comprobé de una forma desagradable. Abordé el S-Bahn, el tren metropolitano que cruza la ciudad funcionando como metro, en la estación de Alexander Platz. Me acababa de comprar una salchicha asada que me estaba comiendo muy lento para disfrutarla más. El olor de la mostaza picante antes de cada mordida siempre me hace salivar mucho y cuando masco el primer pedazo de la salchicha tengo una especie de orgasmo bucal que me hace olvidarme del mundo a mi alrededor. Es lo único que me distrae de lo que pasa en Berlín, pero lo que pasó a continuación me alejó de mi ritual semanal.
Antes de que se cerraran las puertas del S-Bahn me llamó la atención un tipo que se subió. Tenía la cara de Alejandro Toledo, el presidente de Perú, pero el peinado de El Puma, aquel mítico cantante venezolano de apellido Rodríguez. Me fijé en él no sólo porque fuera o pareciera latino, a quienes siempre veo con un gesto de hermandad, sino por la forma en que vio a una chica que entró antes que él. Parecía que con sus ojos se habría anclado a las nalgas de la mujer. Yo juraría que él estaba disfrutando su pesca tanto como yo mi salchicha. Y a pesar de ser tan indiscreto, la chica nunca se dio cuenta. Debo decir que ella no tenía un suculento trasero que valiera la pena siquiera una mirada de reojo, pero ahí estaba nuestro Toledo, ¿quién le iba a hacer creer lo contrario?
La mujer se quedó parada frente a las puertas del vagón y él se buscó un asiento ahí cerca, ahí frente, ahí donde pudiera ver de manera cómoda a su presa. Bajo, ruin, extremo. Naco, cutre, proll. La mostaza de mi salchicha casi se me cae al piso, tengo que dar una mordida. Veo a mi alrededor y nadie se da cuenta de de nuestro "Puma", sólo un señor ya entrado en años me mira de reojo quizás porque me estoy comiendo algo que hace apestar el vagón, aunque yo creo que los trenes apestan más cuando todos salen del trabajo, uf, terrible, París y el DF en domingos se quedan muy atrás. Llegamos a la otra estación y la chica se baja y, ¿qué creen? mi colega también. Por mi mente sólo pudo pasar un hecho: violación. Juraría que personas como ésta son las que van siguiendo a sus víctimas hasta que pasan por algún parque o lugar oscuro y entonces se pueden aprovechar de ellas. Y lo hacen con la feroz fuerza que reunieron después de tantas masturbaciones mentales con no sé cuántos pares de nalgas. Así fue como actuaron los perversos niños de 13 años que atacaron el lunes pasado a una chica de 16 en un parque de Berlín, y quienes por ser menores de edad merecen a duras penas una especie de correccional que no significará un castigo suficiente.
Parecía entonces que el "Puma" se quedaría solo, pero entonces reaccionó rápido. Saltó de su asiento y ya estaba en el andén. Yo lo vi caminar y después desviarse ante la cantidad de gente en la que se perdió esta mujer. Después lo perdí. ¿Qué se puede hacer en estos casos? ¿denunciar al hombre que pierde su mirada en un par de tetas o de nalgas? de esos hay miles en mi país y en América Latina en general, yo los he visto en Colombia, Bolivia, Panamá, El Salvador, Guatemala y Costa Rica, y allá nadie los denuncia. ¿Podría haber sido de verdad un violador o sólo alguien fascinado por la belleza de las berlinesas? las chicas aquí son muchas rubias, trigueñas, delgadas, de bonitas facciones, sin maquillaje, con ropas originales, podrían conquistar a muchos hombres en la calle, sólo que los alemanes son muy civilizados o, a decir de mis colegas latinos, muy fríos porque ni una mirada le echan a estas linduras que se pasean solas por las calles.
Sin embargo, una vez una colega húngara me dijo que algo que extrañaba mucho de su país es que en Berlín nadie volteaba a verla. Y esta colega es muy guapa, tengo que decirlo.
Pero hay de miradas a miradas. Uno puede ver coquetamente a alguien más y ahí se quedó. Es más, se le puede quitar lo coqueto y sólo ver fugazmente lo que hay a nuestro alrededor, pero la pesca que hizo nuestro "Puma" era un exceso para mí, al grado que pensé en las causas de las violaciones. Y en Berlín sería algo fácil porque las mujeres no están acostumbradas a que alguien las esté viendo, lo que podría llevarlas aun descuido al caminar por zonas donde podrían peligrar más.
Me bajé del S-Bahn después de pensar sobre todo esto y, desde afuera, me di cuenta que el "Puma" seguía ahí. Estaba en otro asiento de otro vagón sufriendo la salida de tres pares traseros, quizás los últimos de su día, al menos esperé a que las puertas del S-Bahn le cortaran las anclas de sus ojos, mientras yo daba el último bocado a mi ya no tan deliciosa salchicha asada.
Yaotzin.
* Naco, Cutre, o lo que es lo mismo, Proll: un taco de ojo en Berlín.
Reviewed by Yaotzin Botello
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5/14/2006 11:59:00 PM
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3 comments
Excelente relato de Berlin en primavera. Puedo incluso ver la mirada del "puma" anclada en una tanga.
Y hablando de las bondades de Berlin en éstas épocas, me imagino que estás como emperador romano, con túnica y una corona de laureles,rodeado de las bellas ninfas berlinesas en ligeras vestimentas, con toda su atención puesta sobre ti.
He notado que el "viaje culminante" tiene una nueva cara, que va muy acorde a la frescura de éstos días. ¡Enhorabuena!
Pero qué horror Yaotsín!
La semana antepasada, a las 17,30, un viejo alemán y parece que de esos con plata, en un auto de esos "grandes" molestó a mi hija que estaba esperando el bus (11 anos).
Fue bastante terrible, frente al cole y nadie la ayudó. No había tanta gente en el lugar como en las manana; pero igual, es un lugar muy concurrido.
A otras ninitas de su colegio ya la habían molestado, incluso a dos (también 11 y bonitas) las había perseguido un hombre con máscara de halloween.
Algunas mamás (te habrás dado cuenta que en D los hombres no se ocupan mucho de los hijos) fueron al cuartel de la policía, que queda muy cerca.
Nos. también fuimos. Sin patente, no se puede hacer nada, nos dijeron.
Esperemos que a la chica no le haya pasado nada con el Puma-Toledo.
lo siento, pero me gustaba mucho más antes, con el antiguo formato. era más profesional, más acorde al contenido, así verde los hay a montones en esta blogosfera. y además, me resulta más difícil leerlo y casi, casi, que menos interesante. sorry...
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