Pronóstico para mañana: dolor de cabeza, tirándole a migraña
A veces siento que no pasa nada en Berlín.
Digo, nada importante para el mundo.
Parecía que tendríamos un atentado terrorista, pero no llegó. Gracias a Dios, dirán los religiosos (aunque en realidad el atentado se realizará en nombre de Dios, algún Dios, no sé cuál).
Unos días antes de las elecciones federales del 30 de septiembre apareció un video en la red. Era un islamista llamado Bekkay Harrach y decía que habría atentados en Alemania. Que primero dos semanas después de las elecciones, que después el día de las elecciones, que luego antes de las elecciones. Todo fue una cuestión mediática. El mismo Bekkay se vistió con traje y corbata, se relamió sus chinos de oveja y se presentó como moderador de los premios Oscar, delante de una cortina roja. Lo divertido después fueron los análisis del video, que si seguía en un país musulmán o que si ya había salido de éste y lo quería hacer saber con su nuevo atuendo, que si una amenaza verdadera o falsa de Al Qaeda, etc.
Nada pasó. Ya son más de dos semanas del anuncio y no ha habido un estallido. Ni social. Truenan más fuerte las bombas de tiempo de los Premios Nobel de la Paz, de las estatizaciones en Venezuela (con el hotel Hilton) o en México (con la Compañía de Luz), o del gobierno de facto en Honduras.
O los servicios secretos de Alemania son tan buenos como para nunca recibir un atentado o nadie en verdad tiene contemplado atacar un país como este. Desde que estoy aquí hemos recibido una cantidad ya casi innumerable de amenazas terroristas y ninguna es realidad. Me parece que los de Al Qaeda juegan sólo con la hipocondría de los alemanes. Aquí la gente tiene tanto miedo de tantas cosas que con estornudar en el metro ya están todos en el médico y desangrando los seguros sociales.
Sí, hace cuatro años logramos tener una mujer canciller. Ahora un ministro de exteriores gay. Esto quizás habla de un país primermundista en términos de tolerancia social. Aunque después de las fuertes oportunidades de Hillary Clinton en Estados Unidos y de la victoria de Obama, Alemania ya no es noticia. Quizás en cuatro años podríamos serlo si se cumple la profecía política, pues tendríamos a dos gays concurriendo por la cancillería, ambos con varias posibilidades de serlo si sigue esta corriente de igualdad de votos para todos los cinco principales partidos políticos.
Pero eso será en cuatro años.
Ahora estamos congelados. Después de que hace dos semanas ganaron los conservadores y liberales las elecciones federales, entró el frío. Justo al día siguiente. Un frío invernal. En una semana de 27 grados a -4 (MENOS CUATRO, ssssí). Y dado este cambio climático, lo mejor hasta ahora ha sido estar hablando del cambio climático. ¿Alargará Alemania el periodo de las centrales nucleares? ¿causan grandes deudas los "molinos" de viento, ergo un futuro desastroso para las energías verdes? Pero lo mejor de las cosas climáticas es ¿de verdad son necesarias las predicciones "bioclimáticas"?
Este fin de semana pasado salió en las noticias el pronóstico del "biowetter", el clima biológico, por decirlo de otra forma. Se trata de decirnos cuánto nos dolerá la cabeza por el clima del día siguiente, cuántas reumas sufriremos, calambres, problemas de sueño, presión alta o baja, problemas del corazón, de circulación, angina de pecho y, claro, resfriados. Alemania es un país donde uno puede faltar al trabajo --ojo, con justificante médico-- porque su circulación sanguínea no está bien, pero donde te pueden despedir por cargar tu teléfono celular en tu oficina (robo de energía), por comerte una albóndiga (que estaba destinada para alguien más) o por un faltante de 1.30 euros en la caja, unos 25 pesos mexicanos (porque una vendedora se lo quedó para sí).
Hipocondría total.Oiga, mañana tendré dolor de cabeza, no podré escribir nada.
Lo peor es que después de ver el pronóstico biológico del clima, al día siguiente sí tuve dolor de cabeza. No sé si me influenció ver las noticias (sobre todo el Nobel a Obama), o qué.
Berlín está bajo las nubes. Se vuelve gris y frío. Ventusco en algunos días. Todo se vuelve más secreto. Parece que no pasa nada. Y encima de todo La Ley (La Ley es un personaje imaginario en Alemania, como un alter ego) anuncia que las tiendas en la Estación Central de trenes ya no abrirán en domingos. Válgame, más provincianismo. Algo me habrá querido decir ese conejo que me encontré suelto la otra vez en las calles de Berlín.
Estamos en la capital de Alemania y de acuerdo con el discurso intelectual, político y religioso, en una de las capitales más importantes del mundo, pero, ay, ay, ay… loas deodss se me estA´{n coneglando.
Pronóstico para mañana: dolor de cabeza, tirándole a migraña
Reviewed by Yaotzin Botello
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10/14/2009 12:46:00 PM
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1 comment
jajajaj el tiempo cambió justo el día que me fuí yo,doy fé.
Mucha tela que cortar en tú entrada de hoy. Tela, lo del Nobel a Obama, oye que a mi me cae bien el tiparraco, pero todo a su tiempo.
Lo de los atentados me lo dijeron mis papas cuando me iba para allá y justo voy y me meto en el Reichstag el dia D hora H.:P
Es buenísimo lo de las bajas médicas y lo demás, pero es que ellos son muy contradictorios.Mi casero tenía todo bio: detergente de lavadora, lavaplatos, pasta de dientes etc... pero el día que llegó(el de las elecciones creo) hacía un calor de morir y él prendió la calefacción de la casa para secar su ropa en los radiadores...verídico.
Y no sigo que me tengo que ir, sorry again.
Un saludo
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