Vivencias de un fumador en la nueva Berlín Antitabaco - 1

Primero, digo que soy fumador porque me fumo involuntariamente el humo de otros aficionados al tabaco.

Y segundo, sí, también porque después de tres cervezas yo me echo un cigarrito... que le he pedido al primer cristiano que se me cruzó.

Lo importante: Berlín se declaró ciudad antitabaco.

El contexto: la salud pública paga muchos millones de euros para tratar enfermedades relacionadas con el cáncer supuestamente provocado por el humo del tabaco, inhalado voluntaria o involuntariamente.

El contexto 2: otras ciudades han entrado con leyes antitabaco y una capital europea como Berlín no podía quedarse atrás.

Personajes: el bueno es el Estado, que quiere salvar a todos los inocentes de enfermarse de cáncer pulmonar y de gastar miles de euros en cajetillas de cigarros; los malos son los fumadores, quienes tienen un vicio incontrolable; y los más malos son los dueños de restaurantes, quienes quieren demandar al Estado por crear semejantes leyes abusadoras.

Posibles consecuencias: asepsia total, aire limpio y puro en una ciudad donde los restaurantes --según los dueños de restaurantes-- estarían vacíos y en quiebra por falta de clientes.

En fin, aquí estoy yo, paseándome por la Berlin Antitabaco desde el 1 de enero que entró en vigor la Ley. Entro a mi primer bar. Llevaba puesto el suéter que me regaló Santa Clos porque estaba seguro que no habría humo de cigarro que lo ensuciaría. Pero inmediatamente me di cuenta que la gente fumaba. Me sorprendió pero no me enojé. Aún así pasé porque yo quería conocer ese bar nuevo. En Berlín cada nuevo bar es un proyecto artístico y vale la pena el golpe, así sea entre borrachos de cerveza de trigo, fumadores de cigarro o competencias de Jägermeister. Algún día tendré que escribir del Gallo Dorado en Kreuzberg.

Después de un rato me percaté que no era broma y que la gente de verdad encendía un cigarrillo tras otro. Había cenciceros en cada mesa y ningún apartado para no fumadores. Le pregunté al dueño y me dijo que las revisiones entrarían en vigor seis meses después. Y con las revisiones vienen las multas, así que cualquiera podía fumar.

Eso sí, la Ley está en vigor y si yo me hubiera querido enojar, habría podido hacerlo y pedir a modo de berrinches que saquen a los no fumadores. Pero yo crecí en una sociedad y en una ciudad donde siempre ha sido normal ir a un bar o restaurante lleno de humo. Quitarse la costumbre de oler humo y oler luego a humo no es tan fácil.

Fui a otro bar un día después. Nadie fumaba hasta que el dueño encendió un cigarro. Entonces una compañera mía se ajustó su cinturón, agarró un encededor y encendió el suyo. No había ceniceros en las mesas pero no importó. Después las otras mesas comenzaron a fumar y todos cantaron al unísono que las multas comienzan seis meses después.

Un par de dueños de cafés sin embargo sí se han amparado en la ley y han prohibido terminantemente fumar en sus negocios. Y dicen que sus clientes lo respetan y que se han estado acostumbrando.

"Hoy puedes fumar pero en seis meses yo pago mil euros y tú 100 euros", me dijo el dueño turco del último bar que visité y que para entonces creará zonas de fumadores y no fumadores para satisfacer a sus clientes.

Mientras tanto Berlín está de prueba. Esta idea de que los chicos todavía más malos de la historia, los ponedores de multas, se presentan hasta seis meses después, es uno de los huecos de la Ley que al menos están permitiendo experimentar sobre el funcionamiento de la misma.

Y.
Vivencias de un fumador en la nueva Berlín Antitabaco - 1 Vivencias de un fumador en la nueva Berlín Antitabaco - 1 Reviewed by Yaotzin Botello on 1/09/2008 06:44:00 PM Rating: 5

2 comments

Marta Salazar said...

buenísimo! le pondré un link! un abrazo!

Felix said...

Por Prenzlauerberg y la Kastanien también dejan (de momento) fumar.
Los garitos andan recogiendo firmas para oponerse a la ley, pero no se si les servirá de algo.
A mi me dolerá no poder fumar mis canutos el próximo invierno.

Medidor