El Alemania - Turquía en Kreuzberg
Alemania, Alemania fue el grito que los turcos comenzaron a decir a todo pulmón con todo y que perdieron la semifinal de la Eurocopa de Futbol 2008, el máximo evento de futbol para Europa.
"Perdimos en la cancha pero de cualquier forma somos campeones", dijo una joven pintada de la cara con los colores turcos rojo y blanco, y envuelta como tamal en una bandera con la luna y la estrella.
No son traidores ni conformistas, se trata de la tercera generación de turcos que nace en Alemania y que, aunque provienen de familias puramente turcas, nunca han estado en su país de origen y ya casi ni tampoco su idioma.
"¡Deutsch-land-Türki-ye!", empezaron a gritar turcos y alemanes abrazados en las calles. Taparon el tráfico, se alzaron los unos a los otros y en el mismo idioma celebraron el pase de Alemania a la final de futbol para el próximo domingo.
Todo esto ocurrió apenas terminado el partido entre Alemania y Turquía, a las 22:30 del miércoles, en el barrio berlinés de Kreuzberg, uno de los asentamientos de turcos más grandes fuera de Turquía.
De los 150 mil habitantes de este barrio, una tercera parte es de origen turco y después del partido la mayoría se veía también como un verdadero turco-alemán.
La euforia se había apoderado de estos turcos berlineses, quienes antes del partido ya proclamaban a su equipo campeón.
"Turquía juega con el corazón, Alemania es táctico, nosotros merecemos ganar", dijo el vendedor de una tienda.
Pero el corazón no es todo porque Alá, la palabra musulmana para Dios, debía ser el responsable de la victoria.
"Tenemos a medio equipo lastimado y suspendido por tarjetas, pero gracias a Alá vamos a ganar, Alá es el grande, Alá es quien va a guiar al equipo turco", añadió este vendedor.
Pero a Alá le falló la puntería y los alemanes frenaron con un cardiaco 3 a 2 en el último minuto de juego.
Para los turcos alemanes era muy importante ganar porque en Alemania son vistos como de segunda clase, como esos viejos trabajadores temporales que llegaron en los años 70 y que se aprovecharon del Estado alemán para traerse a todas sus familias y quedarse aquí.
Han tenido problemas de integración, no hablan bien ni el turco ni el alemán y viven en guetos como el barrio de Kreuzberg. Los alemanes los responsabilizan de varios crímenes y demonizan su religión musulmana.
Pero justo durante la Eurocopa la Federación de Futbol Alemán llamó a la integración y al juego limpio entre ambas comunidades, y los diarios amarillistas más fuertes de Turquía y de Alemania sumaron esfuerzos para no hacer titulares que provoquen odios ni agresiones.
Por eso este miércoles la derrota de Turquía fue una especie de victoria doble de Alemania.
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