El fin, efímero, del SIDA

Las cifras son variadas: entre unas 5 mil y 8 mil personas estarían muriendo diario a causa de la enfermedad del SIDA. Lo dicen organizaciones no gubernamentales y agencias de Naciones Unidas.

Lo cierto es que la mitad de ellas, o más, se mueren por no tener un tratamiento adecuado. Y también es cierto que hay personas que con seguir su tratamiento retroviral ya pueden vivir mucho más tiempo.

Lo que no es cierto es que el virus pueda ser curado.

En Berlín fuimos alertados con esa noticia de la cura la semana pasada. "Sensación médica mundial", titulaba uno de los diarios de más circulación. La noticia era, prácticamente, como la del hombre que llega a la luna. Bueno, no sé, quizás exagero, yo no viví en esa época pero supongo que era la misma sensación.

El virus incurable, una maldición de Satán, el destino de la humanidad, el crecimiento exorbitante de enfermos, el exterminio de la humanidad. Así ha sido visto este virus que desactiva las defensas del cuerpo humano y lo deja vulnerable a cualquier enfermedad. Un catarro podría ser mortal.

Y en Berlín, 30 años después del gran descubrimiento del virus, se tenía noticias sobre una cura.

Un médico alemán joven, de apenas 39 años de edad, tuvo la ocurrencia de trasplantar a un infectado por el VIH, el virus del SIDA, una médula que contenía una mutación genética que es inmune a todas las cepas del virus. El trasplante se hizo porque el paciente, además de SIDA, tenía leucemia. Era inevitable cambiarle la médula. Pero entonces el médico, Gero Hütter, del hospital Charité, decidió experimentar con la médula inmune.

"Esta mutación natural es conocida como la delta 32 CCR5. El CCR5 es una molécula que actúa como una puerta de entrada y deja al VIH vía libre para que infecte a las células. Las personas que presentan la mutación -alrededor del 1,5% de la población, principalmente del norte de Europa- son resistentes a la infección", es la explicación más científica que da a conocer un diario español.

El paciente, un gringo de 42 años, ya llevaba más de 10 años tratando la infección del VIH, hasta que hace tres años desarrolló una aguda leucemia y tuvo que ser tratado por ella.

¿El resultado? Después de un año y medio, el paciente se sigue recuperando de la leucemia pero no ha tenido que tomar sus medicamentos retrovirales.

"Estoy muy sorprendido", reconoció Hütter al diario The Wall Street Journal, y lo dijo porque cuando un seropositivo deja sus medicamentos, el virus se propaga velozmente por el organismo: en días o, cuando mucho, semanas, el virus degenera en SIDA.

El caso atrajo las miradas de médicos de todo el mundo. El joven Hütter de repente era una estrella mundial. Pero también paralelamente salieron argumentos que le quitaban toda la sensación a esta operación, pues se trataría de un caso aislado que no serviría para los 33 millones de infectados por el VIH.

Primero, el paciente estaría sólo "funcionalmente" curado, ya que todavía podría tener restos de VIH. Es algo que no se puede comprobar.

Segundo, no se podrían hacer tantos trasplantes de médula por los riesgos que conlleva.

Tercero, aunque se pudieran hacer, la operación cuesta alrededor de 200 mil euros.

Cuarto, las personas con la mutación que hace a la médula inmune, son muy pocas.

Lo que sí se podría hacer es utilizar a las grandes trasnacionales para distribuir medicamentos. Coca Cola ya lo hace, y aunque no sé más del proyecto, la idea no es mala: www.colalife.org. Si más de la mitad de los enfermos de SIDA se mueren por falta de tratamiento, al llevar coca-colas y sabritas a los terrenos más recónditos, también se podrían llevar los tratamientos retrovirales. El financiamiento podría correr a cargo de las mismas compañías y, si no, por pequeñas donaciones como se han hecho hasta ahora.

¿O ya existe esta esperanza?


El fin, efímero, del SIDA El fin, efímero, del SIDA Reviewed by Yaotzin Botello on 11/15/2008 03:10:00 PM Rating: 5

No comments

Medidor