Mexicano --> alemán; mujer ---> hombre (Metamorfosis 3)
Durante mi estancia aquí, me doy cuenta que me hago alemán.
Eso no es lo peor, mi mujer se hace hombre.
Cuando llegué a Berlín he sufrido constantemente de la caída del cabello. Mi mujer, la Wika, me dice que tiene que ver con mi edad. Y sí, cada vez que yo recuerdo a alguien que se ha quedado sin pelo, normalmente es entre los 28 y los 35 años. Yo tengo 32. No estoy calvo ni me parece que vaya yo a quedar así, pero de que se me cae el cabello, se me cae.
En realidad ya me hice a la idea de que pudiera quedar calvo. Mis dos cejas gruesas podrían ser el único territorio peludo que quede en mi cara. Podrían ser mi único atractivo en mi cara, si no es que el hazmerreír. No sé cómo se verán solas. Junto con mi cabello negro, negro, son dos pincelazos al óleo que me dan un rasgo distintivo físico. "Es el cejón", me identificaba alguien cuando no hallaba cómo describirme. Y sin pelo seré más cejón todavía. Pero, como dije, ya no me asusta. A estas alturas hay otras cosas que me vuelven loco, como la informalidad de una editorial mexicana que no paga a sus colaboradores. Después la menciono por su nombre porque es justo acusar a algunos pecadores.
La idea de quedarme calvo o con un gran aeropuerto en la frente me hace pensar más bien en que cada vez parezco más alemán. Prácticamente no hay periodista teutón entre la edad descrita que tenga mucho pelo en la cabeza. Por atrás o por delante. Y esto me preocupa. ¿Será una forma de pagar la intelectualidad? ¿será demasiado estrés? ¿será algún químico en las aguas alemanas? ¿europeas? Hace poco salió un estudio de que las aguas del Spree también tenían muchos residuos de cocaína, quizás es eso lo que nos está dejando pelones.
Mi mujer, por ejemplo, al contrario de todas las mujeres, también se está quedando pelona. Esto también me preocupa porque aquí sólo los hombres son los calvos. Quizás es hombre y no me lo ha dicho. La forma de mirar el futbol, de gritar por un gol, e incluso de hacer un escupitajo beisbolero en la calle me dejan con los ojos abiertos.
Yo me convierto en una especie de xoloitzcuintle y ella en un hombre muy sexy. Ah, porque la Wika no deja de ser sexy. A mí en cambio se me muda todo el pelo de la cabeza a la joroba y la espalda.
Algo tienen estas aguas berlinesas.
Y.
Eso no es lo peor, mi mujer se hace hombre.
Cuando llegué a Berlín he sufrido constantemente de la caída del cabello. Mi mujer, la Wika, me dice que tiene que ver con mi edad. Y sí, cada vez que yo recuerdo a alguien que se ha quedado sin pelo, normalmente es entre los 28 y los 35 años. Yo tengo 32. No estoy calvo ni me parece que vaya yo a quedar así, pero de que se me cae el cabello, se me cae.
En realidad ya me hice a la idea de que pudiera quedar calvo. Mis dos cejas gruesas podrían ser el único territorio peludo que quede en mi cara. Podrían ser mi único atractivo en mi cara, si no es que el hazmerreír. No sé cómo se verán solas. Junto con mi cabello negro, negro, son dos pincelazos al óleo que me dan un rasgo distintivo físico. "Es el cejón", me identificaba alguien cuando no hallaba cómo describirme. Y sin pelo seré más cejón todavía. Pero, como dije, ya no me asusta. A estas alturas hay otras cosas que me vuelven loco, como la informalidad de una editorial mexicana que no paga a sus colaboradores. Después la menciono por su nombre porque es justo acusar a algunos pecadores.
La idea de quedarme calvo o con un gran aeropuerto en la frente me hace pensar más bien en que cada vez parezco más alemán. Prácticamente no hay periodista teutón entre la edad descrita que tenga mucho pelo en la cabeza. Por atrás o por delante. Y esto me preocupa. ¿Será una forma de pagar la intelectualidad? ¿será demasiado estrés? ¿será algún químico en las aguas alemanas? ¿europeas? Hace poco salió un estudio de que las aguas del Spree también tenían muchos residuos de cocaína, quizás es eso lo que nos está dejando pelones.
Mi mujer, por ejemplo, al contrario de todas las mujeres, también se está quedando pelona. Esto también me preocupa porque aquí sólo los hombres son los calvos. Quizás es hombre y no me lo ha dicho. La forma de mirar el futbol, de gritar por un gol, e incluso de hacer un escupitajo beisbolero en la calle me dejan con los ojos abiertos.
Yo me convierto en una especie de xoloitzcuintle y ella en un hombre muy sexy. Ah, porque la Wika no deja de ser sexy. A mí en cambio se me muda todo el pelo de la cabeza a la joroba y la espalda.
Algo tienen estas aguas berlinesas.
Y.
Mexicano --> alemán; mujer ---> hombre (Metamorfosis 3)
Reviewed by Yaotzin Botello
on
12/13/2006 11:29:00 PM
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1 comment
¿Sabes que detiene la caída del cabello? el suelo ;-)
Agua y ajo también ayudan (remedio naturista): AGUAntarse y AJOderse.
Pero no te preocupes, tienes que ser optimista, no creo que te estés transformando en alemán. Para mi que lo que se te está cayendo es nada más el pelo de las cejas.
Te mando un caluroso saludo desde éstas desoladas y frías oficinas.
L.
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