Necesito tu llamada
FRANCFORT.- Bien, ya estoy en Francfort y en lugar de libros estoy viendo un par de tetas.
En mi hotel de tres estrellas, que parece más bien de menos tres estrellas, estoy viendo la televisión al terminar mi primer texto. Quiero ver si hay algo más sobre la Feria del Libro de Francfort que se me haya escapado. Pero paré en un canal donde hay una chica con el torso descubierto. Los primeros segundos no me queda claro lo que anuncia, pero la estrategia de estar desnuda de arriba funciona bien. Pide que la llamemos, que la cantidad de dinero ya se elevó mil euros más, y mil más, y mil más. Que le hace falta una letra para resolver el acertijo que nos llevará a ganar ese dinero.
"Necesito tu llamada, ¿qué esperas?", dice. Y lo repite una y otra vez. No hace nada más. Y por si fuera poco, nos lee el número telefónico que aparece en la pantalla (debería de decir mejor lo que nos cuesta marcar ese número, que está en unas letras más chicas que sus pezones encogidos por el frío estudio de televisión). Yo pensaría que leer los teléfonos sería para aquellos que estén ciegos y quieran participar en un sorteo de televisión, pero, qué bah, ¿cómo un ciego estaría viendo este programa si no puede ver las tetas de esta mujer?
Ver la televisión es absurdo, pero ver, participar y hacer estas emisiones es patético. Fueron unos 20 minutos que escuché/vi el canal mientras terminaba mi texto, y en esos 20 minutos la mujer dijo siempre lo mismo. Se toca las tetas mientras menciona de nuevo el número de teléfono y dice como cuatro veces "faltan 90 segundos para que hagan su llamada", "hooooola, ¿nadie va a llamar? no tengo ninguna llamadaaaa". ¿Qué es lo que quiere? que llamemos para decir la letra que falta en una marca de autos alemana, como si ningún alemán, hombre sobre todo, lo pudiera hacer. Cuando dice el último "faltan 90 segundos", se acaba de verdad el tiempo y, voilà, hay una llamada (yo creo que es el telefonista de la empresa al que le pidieron fingir la llamada). Se gana mil euros con la última letra de la marca de autos pero por mala suerte no se gana los 50 mil que se promocionaron durante más de 20 minutos. Lás-ti-ma Mar-ga-ri-tooooo.
Caí en una pequeña trampa y por poco dejo de hacer un buen final para mi texto sobre la Feria del Libro. Que Google amenaza a todos los libreros, que los anticuarios venden el primer libro de cocina del mundo por 40 mil euros, que Günter Grass estará mañana Peland0 la Cebolla en la Feria, que India es el país invitado y que se dieron cuenta que es un país analfabeta, por lo cual hay que hacer una gran campaña comercial y mundial de alfabetismo, que, que, que.
Mi cama truena y siento que podría terminar en el suelo en cualquier momento. El baño hace un ruido infernal con el extractor de aire cuando enciendo la luz. La puerta del cuarto se cierra con chapa (yo pensé que ya todos los hoteles tenían cerraduras electrónicas). Y la televisión tiene programas estúpidos. Sólo puedo agradecer esta conexión inalámbrica a internet casera y que la recepcionista me cambió de habitación cuando le hice una cara de tristeza porque mi cuarto no tenía baño. Lo malo es que me dio la habitación de alguien que había hecho una reservación pero que "ya no quería esperarlo más". Y me cambió de una sencilla sin baño a una doble con baño por el mismo precio. "Yo tomo el riesgo", me dijo.
Y aquí ando.
Yaotzin.
En mi hotel de tres estrellas, que parece más bien de menos tres estrellas, estoy viendo la televisión al terminar mi primer texto. Quiero ver si hay algo más sobre la Feria del Libro de Francfort que se me haya escapado. Pero paré en un canal donde hay una chica con el torso descubierto. Los primeros segundos no me queda claro lo que anuncia, pero la estrategia de estar desnuda de arriba funciona bien. Pide que la llamemos, que la cantidad de dinero ya se elevó mil euros más, y mil más, y mil más. Que le hace falta una letra para resolver el acertijo que nos llevará a ganar ese dinero.
"Necesito tu llamada, ¿qué esperas?", dice. Y lo repite una y otra vez. No hace nada más. Y por si fuera poco, nos lee el número telefónico que aparece en la pantalla (debería de decir mejor lo que nos cuesta marcar ese número, que está en unas letras más chicas que sus pezones encogidos por el frío estudio de televisión). Yo pensaría que leer los teléfonos sería para aquellos que estén ciegos y quieran participar en un sorteo de televisión, pero, qué bah, ¿cómo un ciego estaría viendo este programa si no puede ver las tetas de esta mujer?
Ver la televisión es absurdo, pero ver, participar y hacer estas emisiones es patético. Fueron unos 20 minutos que escuché/vi el canal mientras terminaba mi texto, y en esos 20 minutos la mujer dijo siempre lo mismo. Se toca las tetas mientras menciona de nuevo el número de teléfono y dice como cuatro veces "faltan 90 segundos para que hagan su llamada", "hooooola, ¿nadie va a llamar? no tengo ninguna llamadaaaa". ¿Qué es lo que quiere? que llamemos para decir la letra que falta en una marca de autos alemana, como si ningún alemán, hombre sobre todo, lo pudiera hacer. Cuando dice el último "faltan 90 segundos", se acaba de verdad el tiempo y, voilà, hay una llamada (yo creo que es el telefonista de la empresa al que le pidieron fingir la llamada). Se gana mil euros con la última letra de la marca de autos pero por mala suerte no se gana los 50 mil que se promocionaron durante más de 20 minutos. Lás-ti-ma Mar-ga-ri-tooooo.
Caí en una pequeña trampa y por poco dejo de hacer un buen final para mi texto sobre la Feria del Libro. Que Google amenaza a todos los libreros, que los anticuarios venden el primer libro de cocina del mundo por 40 mil euros, que Günter Grass estará mañana Peland0 la Cebolla en la Feria, que India es el país invitado y que se dieron cuenta que es un país analfabeta, por lo cual hay que hacer una gran campaña comercial y mundial de alfabetismo, que, que, que.
Mi cama truena y siento que podría terminar en el suelo en cualquier momento. El baño hace un ruido infernal con el extractor de aire cuando enciendo la luz. La puerta del cuarto se cierra con chapa (yo pensé que ya todos los hoteles tenían cerraduras electrónicas). Y la televisión tiene programas estúpidos. Sólo puedo agradecer esta conexión inalámbrica a internet casera y que la recepcionista me cambió de habitación cuando le hice una cara de tristeza porque mi cuarto no tenía baño. Lo malo es que me dio la habitación de alguien que había hecho una reservación pero que "ya no quería esperarlo más". Y me cambió de una sencilla sin baño a una doble con baño por el mismo precio. "Yo tomo el riesgo", me dijo.
Y aquí ando.
Yaotzin.
Necesito tu llamada
Reviewed by Yaotzin Botello
on
10/06/2006 12:01:00 AM
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1 comment
cuántos viejos degener... habrán llamado? si serán tontos! Los mismos que persiguen a las ninitas después del colegio. Como el de esa historia que te conté hace tiempo. Y pierden la plata, son esos teléfonos que cobran... cuánto por minuto?
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