* Metamorfosis
Llevo un año aquí.
Bueno, no, un poco más.
En ese tiempo he sufrido cambios. Y tengo que escribirlos para que alguien lo atestigue, perdón, lo atestigüe, con la diéresis.
1.- Soy más puntual. En lugar de llegar 15 minutos tarde, más o menos, como un colchón de tiempo para asegurar que mi interlocutor o interlocutora ya esté en el lugar de la cita cuando yo llego, ahora llego a la hora en punto o cinco minutos más tarde. Es el promedio. No es completamente puntual, pero ahí no radica el cambio. El cambio es que ahora me estresa estar a la hora citada. Me preocupa tratar de lleguar unos minutos antes o no más de cinco minutos tarde.
2.- Hablo del clima. Mi papá siempre me ha preguntado por el clima en casi todas las conversaciones por teléfono. Es algo más tierno y como la primera sensación con la que él puede percibir mi bienestar, antes que pura plática barata o... alemana. Yo he aprendido a odiar el clima. En octubre pasado me deprimí. En el verano de ahora me muero de frío. Si hay un pequeño hoyo de sol en las nubes, trato de aprovecharlo. Si hay un buen día soleado, también pienso cómo puedo aprovecharlo. Así es la vida, por algo las flores se sienten felices cuando les apunta el sol.
3.- Planeo. Ya no sólo me preocupo por el horario de las citas, sino por las cosas que voy a hacer. Que una no interfiera con otra, cuáles efectos habrá, en qué momento puedo hacer algo, y leer las pinches y malditas letras pequeñas de cada estúpido contrato social que se contrae con las diferentes instituciones. Bueno, todavía no soy un gran estratega, pero en esas ando, estoy en este proceso, por eso se llama metamorfosis.
4.- He cambiado las muletillas. En México existen esas odiosas muletillas en las que cada vez que uno se saluda o despide se dice ¿cómo estás? sin de verdad pensar en lo que se está preguntando. Ahora, cada vez que las uso, estoy conciente de lo que digo.
5.- Me quejo. Si la calle tiene una caca, es culpa del Estado.
6.- Luften, luften = airear. Aunque como algunos otros conceptos no creo que sea propio de los alemanes, sí he visto que muchos tienen la costumbre de airear, o sea, abrir las ventanas de la casa u oficina durante un espacio temporal determinado para impregnar un ambiente más natural. Y yo no lo hacía antes y ahora sí.
7.- La panza desapareció. Escaleras y pocos tacos, y no un ideal norteamericano de belleza, han hecho que mi panza deje de tocar la fría hebilla del cinturón.
Yaotzin.
Bueno, no, un poco más.
En ese tiempo he sufrido cambios. Y tengo que escribirlos para que alguien lo atestigue, perdón, lo atestigüe, con la diéresis.
1.- Soy más puntual. En lugar de llegar 15 minutos tarde, más o menos, como un colchón de tiempo para asegurar que mi interlocutor o interlocutora ya esté en el lugar de la cita cuando yo llego, ahora llego a la hora en punto o cinco minutos más tarde. Es el promedio. No es completamente puntual, pero ahí no radica el cambio. El cambio es que ahora me estresa estar a la hora citada. Me preocupa tratar de lleguar unos minutos antes o no más de cinco minutos tarde.
2.- Hablo del clima. Mi papá siempre me ha preguntado por el clima en casi todas las conversaciones por teléfono. Es algo más tierno y como la primera sensación con la que él puede percibir mi bienestar, antes que pura plática barata o... alemana. Yo he aprendido a odiar el clima. En octubre pasado me deprimí. En el verano de ahora me muero de frío. Si hay un pequeño hoyo de sol en las nubes, trato de aprovecharlo. Si hay un buen día soleado, también pienso cómo puedo aprovecharlo. Así es la vida, por algo las flores se sienten felices cuando les apunta el sol.
3.- Planeo. Ya no sólo me preocupo por el horario de las citas, sino por las cosas que voy a hacer. Que una no interfiera con otra, cuáles efectos habrá, en qué momento puedo hacer algo, y leer las pinches y malditas letras pequeñas de cada estúpido contrato social que se contrae con las diferentes instituciones. Bueno, todavía no soy un gran estratega, pero en esas ando, estoy en este proceso, por eso se llama metamorfosis.
4.- He cambiado las muletillas. En México existen esas odiosas muletillas en las que cada vez que uno se saluda o despide se dice ¿cómo estás? sin de verdad pensar en lo que se está preguntando. Ahora, cada vez que las uso, estoy conciente de lo que digo.
5.- Me quejo. Si la calle tiene una caca, es culpa del Estado.
6.- Luften, luften = airear. Aunque como algunos otros conceptos no creo que sea propio de los alemanes, sí he visto que muchos tienen la costumbre de airear, o sea, abrir las ventanas de la casa u oficina durante un espacio temporal determinado para impregnar un ambiente más natural. Y yo no lo hacía antes y ahora sí.
7.- La panza desapareció. Escaleras y pocos tacos, y no un ideal norteamericano de belleza, han hecho que mi panza deje de tocar la fría hebilla del cinturón.
Yaotzin.
* Metamorfosis
Reviewed by Yaotzin Botello
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8/10/2005 07:24:00 PM
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