El poli del metro
Las puertas del metro se abren y entra un hombre con la mirada al suelo, arrastrando los pies. La joroba que llevaba no podía ser de la mochila que cargaba, sino del día que pudo haber tenido. Era un policía de Berlín.
Uniforme verde y todavía con el gorro de policía, este hombre se quedó parado, a mi lado, y su mirada fue atraída por las pantallas del vagón del metro. ¿Cómo está, mi poli? Pensé en decirle, pero rápido concluí que esta persona quería desconectarse del mundo de las personas. Si no hubiera estado vestido de policía, habría pensado que se trata de uno de esos zombies que vaticina el Papa Benedicto (hacer click aquí para leer nuestro pecado).
Al contrario de nuestro poli, yo estaba fascinado viendo a la gente. Una punk sentada a mi derecha, un mendigo maloliente recorriendo los pasillos vendiendo la revista de los desamparados, una señora bien vestida con cara de subirse por primera vez al metro y un jugador de futbol americano que iba cargando todo su equipo, una de esas especies humanas que todavía es más fácil ver en México debido a la influencia de Estados Unidos que en Berlín o en Europa, un terreno desconocido para ese deporte.
El poli no. El poli tenía los ojos tan fijos y abiertos en las pantallas que las imágenes se le reflejaban en ellos. Un anuncio del día de San Valentín, que seguramente le frustró porque era justamente el 14 de febrero y él estaba saliendo del trabajo. ¿Qué carajos le llevo a mi vieja?, se debió de haber preguntado. Un anuncio de niños en emergencia, que llama a hacer donaciones para niños de la calle. Eso veo todos los días, que los demás donen, debió de haber dicho. Un concierto de Bach, pero antes que verse en la Casa de Conciertos de Berlín me parece que se imaginó estar en su cama zappeando el televisor.
Una mujer asiática se sube. Un turco que se parece más bien a Manolo, también. A la señora bien vestida se le frunce más el ceño, el poli ni se percata. El tufo a bajopuente del mendigo sigue ahí. Los bz-bz de la gente con audífonos también inunda el ambiente.
Las pantallas: Reseñas de las películas de la Berlinale, mmm, Lawrence de Araba, Lawrence, Lawrence, me dice algo, debió de haber dicho, una retrospectiva en 70mm, quizás algún día. La foto del día, una torre de Alexanderplatz con niebla. Si vieran lo que yo vi hoy, debe de pensar el poli, ene número de arrestos, gente mendigando en la calle, sospechosos que quemarán autos, unas bandas de turcos que molestan a los blancos, aquel afgano que mató a su prima por ser muy ‘occidental’.
Si tan sólo el poli pudiera contar su vida.
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