Los viáticos nazis
En octubre pero de 1941 un diplomático alemán regresó de un viaje a Belgrado y entregó la comprobación de viáticos que se ve en la imagen que pongo aquí al lado. En ella se lee: “Liquidación de judíos en Belgrado y pláticas con emisarios húngaros en Budapest”.
No es broma. Era plena Segunda Guerra Mundial y era la Alemania Nazi. El diplomático era Franz Rademacher, encargado entonces del “Departamento Judío” del Ministerio de Exteriores.
Como se puede ver, en ese momento los funcionarios alemanes de entonces vivían con cierta normalidad la exterminación de un grupo de personas.
Pero además iban por ellos más allá de las fronteras de Alemania, como lo “justifica” Rademacher en una carta:
“Se debe utilizar la oportunidad de esta guerra para solucionar de una vez por todas la cuestión judía en toda Europa. Para ello la solución más congruente sería hacer que todos los Estados europeos acepten la ley alemana sobre judíos para que independientemente de su ciudadanía se les apliquen las medidas del país en donde se encuentren, y que los bienes de los judíos se pongan a disposición de la solución final”.
Esa carta la envió Franz Rademacher a otro diplomático llamado Ernst von Weizsäcker, uno de los líderes de la SS y alto funcionario del servicio exterior alemán.
Y aunque Rademacher fue condenado en varias ocasiones, no se conocían detalles de sus macabros planes como los que revelan sus comprobaciones de viáticos y la carta a Von Weizsäcker, que fueron dados a conocer apenas estos días en un estudio de casi mil páginas llamado “Das Amt und die Vergangenheit”.
Este libro, traducido al español como “El ministerio y su pasado”, se refiere a un exhaustivo análisis sobre el pasado del Ministerio de Exteriores de Alemania, que durante mucho tiempo se lo vio como una institución alejada del sistema nazista, incluso como un lugar que estaba en contra del sistema.
Pero no fue así. Fue tan parte del sistema que incluso con estos nuevos documentos y análisis se ve que sin el Ministerio de Exteriores no se habría logrado un sistema de exterminio tan amplio por toda Europa.
Durante la época de la guerra, embajadas alemanas como la de Francia organizaban la deportación de judíos. En Bruselas no sólo de judíos de ese país sino de otras nacionalidades. También con la ayuda de un consulado del ministerio se pudo ver que Thomas Mann, en ese tiempo en Suiza, había escrito en un periódico contra el régimen nazi. Eso llevó a retirarle la nacionalidad alemana.
Todo esto se puede saber ahora gracias a que Joschka Fischer, cuando era ministro de Exteriores de Alemania, en 2005, comenzó una investigación. Todo fue puro azar.
Fischer había recibido una carta de una trabajadora del ministerio, una tal Marga Henseler. En la carta ella le decía que un obituario que se acababa de publicar en la revista interna del ministerio estaba honrando a un nazi. El obituario era para Franz Nüsslein, un diplomático que había estado en la Praga ocupada y donde él habría sido responsable de varias masacres. Nüsslein era además miembro del partido nazi.
Ese y otros obituarios seguían honrando a los nazis de antaño. Fischer detuvo otras publicaciones y además comenzó a cuestionarse cómo es que durante tanto tiempo se mantuvo en secreto la historia del ministerio y sus diplomáticos.
Eso es lo que tenemos ahora en casi mil páginas y que espero poder leer pronto. Sólo que me llegue mi ejemplar para reseñar.
No es broma. Era plena Segunda Guerra Mundial y era la Alemania Nazi. El diplomático era Franz Rademacher, encargado entonces del “Departamento Judío” del Ministerio de Exteriores.
Como se puede ver, en ese momento los funcionarios alemanes de entonces vivían con cierta normalidad la exterminación de un grupo de personas.
Pero además iban por ellos más allá de las fronteras de Alemania, como lo “justifica” Rademacher en una carta:
“Se debe utilizar la oportunidad de esta guerra para solucionar de una vez por todas la cuestión judía en toda Europa. Para ello la solución más congruente sería hacer que todos los Estados europeos acepten la ley alemana sobre judíos para que independientemente de su ciudadanía se les apliquen las medidas del país en donde se encuentren, y que los bienes de los judíos se pongan a disposición de la solución final”.
Esa carta la envió Franz Rademacher a otro diplomático llamado Ernst von Weizsäcker, uno de los líderes de la SS y alto funcionario del servicio exterior alemán.
Y aunque Rademacher fue condenado en varias ocasiones, no se conocían detalles de sus macabros planes como los que revelan sus comprobaciones de viáticos y la carta a Von Weizsäcker, que fueron dados a conocer apenas estos días en un estudio de casi mil páginas llamado “Das Amt und die Vergangenheit”.
Este libro, traducido al español como “El ministerio y su pasado”, se refiere a un exhaustivo análisis sobre el pasado del Ministerio de Exteriores de Alemania, que durante mucho tiempo se lo vio como una institución alejada del sistema nazista, incluso como un lugar que estaba en contra del sistema.
Pero no fue así. Fue tan parte del sistema que incluso con estos nuevos documentos y análisis se ve que sin el Ministerio de Exteriores no se habría logrado un sistema de exterminio tan amplio por toda Europa.
Durante la época de la guerra, embajadas alemanas como la de Francia organizaban la deportación de judíos. En Bruselas no sólo de judíos de ese país sino de otras nacionalidades. También con la ayuda de un consulado del ministerio se pudo ver que Thomas Mann, en ese tiempo en Suiza, había escrito en un periódico contra el régimen nazi. Eso llevó a retirarle la nacionalidad alemana.
Todo esto se puede saber ahora gracias a que Joschka Fischer, cuando era ministro de Exteriores de Alemania, en 2005, comenzó una investigación. Todo fue puro azar.
Fischer había recibido una carta de una trabajadora del ministerio, una tal Marga Henseler. En la carta ella le decía que un obituario que se acababa de publicar en la revista interna del ministerio estaba honrando a un nazi. El obituario era para Franz Nüsslein, un diplomático que había estado en la Praga ocupada y donde él habría sido responsable de varias masacres. Nüsslein era además miembro del partido nazi.
Ese y otros obituarios seguían honrando a los nazis de antaño. Fischer detuvo otras publicaciones y además comenzó a cuestionarse cómo es que durante tanto tiempo se mantuvo en secreto la historia del ministerio y sus diplomáticos.
Eso es lo que tenemos ahora en casi mil páginas y que espero poder leer pronto. Sólo que me llegue mi ejemplar para reseñar.
Los viáticos nazis
Reviewed by Yaotzin Botello
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10/30/2010 05:26:00 PM
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